domingo, 16 de agosto de 2009

Yo, cago en casa

Muchas son las andaduras en estos días de crisis para horrar algún centimillo a lo largo del día: ir andando a los sitios, leer el periódico de la persona que tienes al lado en el metro, etc.. Mucha gente, para ahorrar agua, decide hacer sus necesidades fuera de casa para escatimar unos litros de agua ajena. Es normal ver colas más largas en los retretes del curro durante las épocas de crisis. Pero yo me niego a perder uno de los mayores placeres que existen en el mundo. Amigos, yo, cago en casa.

Quizás sea una manía, pero somos millones las personas que no podemos abrirnos en cualquier lugar, necesitamos el calor del hogar para dejar ir la “fuerza” (así es como decíamos entre los soldados imperiales cuando queríamos ir a cagar, “voy a soltar la fuerza”, un chiste habitual, que te costaba una multa buena si te oía un superior, cosas de imperios).

Yo es que no me concentro en otro sitio. Tiene que ser en casa. Te aguantas todo el día (eso si que es hacer la fuerza jeje), llegas a casa, coges un libro o un cómic, apagas las luces, enciendes unas velas, te sientas, y a disfrutar. Y es que mi media de tiempo en el váter de de 45 minutos (cosas del paro, claro). Me he leído novelas enteras cagando. Hay que saber disfrutar, yo es que tengo un cagar “tántrico”. Y ni un problema con el olor, porque el casco tiene filtro de rosas para estas ocasiones (además el “fresh un toque” hace milagros – al que lo inventó le tendrían que dar el nobel). Aunque parezca lo contrario, el traje del imperio está diseñado a la perfección para hacer las necesidades, hay una compuerta detrás, que le das a un botón y “zas”, todo al aire (no se llevan gayumbos con el traje, darían demasiada calor)

El ahorra nos hace hacer de todo, pero ante todo somos personas y tenemos dignidad, y no podemos renunciar a cagar en casa!!

Yo, descubriendo los secretos de la fuerza